Miren al fondo... ¡por ahí llegan!

OPINIÓN

A PROPÓSITO


Esta es la primera semana sin el capitán de barco. La situación económica que atraviesa la nave que es buque y a veces fue submarino además, ha aniquilado toda obligación moral que se presume en un director de orquesta. La música esta vez sonará sin compases libres que serán amoldados a los oídos más exigentes que esperan en Moncloa, o en Génova donde se gobierna. Será entonces cuando el Periodismo abandone también la cubierta para arrojarse definitivamente al mar.

De evitar la tragedia será Casimiro García-Abadillo el encargado. Aún recuerdo cuando hacía las veces de Director en las horas que Pedro Jota se tomaba libres -porque aún en vacaciones se hacía presente en la última reunión del día del periódico para decidir la portada.- García-Abadillo escuchaba, charlaba con los jefes de cada sección y miraba a cada uno para acelerar el pulso de la redacción.

¡A contar historias, compañeros! Seguía de esta forma la estela de Pedro Jota, quien andaba con torpes zancadas, medio agachado, con las manos atrás enlazadas y carraspeando entre los pasillos de moqueta verde y gris.

Para los nuevos que entrábamos en la redacción la primera sorpresa llegaba al descubrir a ese hombre de tirantes desde primerísima hora de la mañana en su despacho del fondo. Abandonaba el magnífico edificio de San Luis 27 bien entrada la noche.

Y en esos caminos, me gustaba imaginarle cayendo en el rincón castizo donde acudían algunas de las grandes firmas del diario para resumir el día entre Gin Tonics. De eso fui testigo la noche en la que nuestro Jefe de Sección nos dejó subir por unas horas a las alturas con ellos…

Pero eso son sólo recuerdos. Y míos, además.

El hecho es que como Periodista –sí, en mayúsculas porque aún creo en el Periodismo- lamento el derrocamiento y la humillación al que han sometido a un hombre que, si en ocasiones creyó manejar el poder a través de palabras encadenadas, portadas ingeniosas y exclusivas que removían las aguas hasta Zarzuela, es ejemplo también de Periodismo puesto que en ese camino estuvo al servicio de la ciudadanía.

Era todo eso: Periodista y fundador del periódico más fiel a sí mismo que ha conocido España en los últimos 30 años. Prolongación de sí mismo, a veces más Pedro Jota y otras veces más El Mundo.

Oigan que no he dicho su periódico. Porque durante mi año en El Mundo conocí a muchos de los mejores Periodistas a quienes leía y admiraba y que hacían mis delicias en los debates que se planteaban cada tarde. Me sentía espectadora y cómplice de sus risas, de sus miles de papeles que iban de mesa en mesa, de los centenares de timbres de teléfonos que marcaban el ritmo y se adelantaban a las voces que salían de los monitores colocados en cada columna de la inmensa redacción. Y mis Señoras Secretarias con quienes compartía confidencias y risas. De todos ellos era y es el periódico.

La tarde en la que me despedí de todos, fue mi jefe quien que me dijo que volveríamos a vernos “porque esto es cíclico”. “Este negocio te mantiene en un lugar sólo unos años, así que no dudo que volveremos a encontrarnos”.

Desde hace un tiempo –el mismo que he necesitado para lamer las heridas que me dejó esta Profesión tras unos meses entre confidenciales de mala muerte… - vengo pensando lo mismo.

¡Qué suerte la mía al pisar esa moqueta, al escuchar nuevos enfoques sobre alguna vieja leyenda informativa y, sobre todo, al haber visto, oído, escrito y descubierto noticias!

 

Noticias

 

Porque el Periodismo es contar noticias.

Y eso, a menudo, duele a quienes esconden algo.

El día en el que Soraya Sáez de Santamaría confirmó que, tras las sesiones del congreso, tendrían acceso sólo un “selecto” grupo de periodistas, el Periodismo sufrió un golpe mortal. Y más le hirió  al descubrir que a nadie le importaba. Que nadie protestaba.

El Pobre, Desgastado y Maltrecho Periodismo, que ya llevaba años aguantando los latigazos que le propinaban trabajos no remunerados en manos de becarios dispuestos a llenar otras manos codiciosas, comprendió entonces que lo que nada cuesta termina por valer nada.

Y mientras lo iba asimilando, se resistía a acabar sus días con uno de esos ataques al corazón que le proporcionaba la voz tormentosa de Marhuenda.

Pero esta vez ha sido un tal Mariano. Un desconocido enemigo hasta la fecha, del que parece nadie sentía ninguna amenaza. Y así, entre el sigilo ventajoso que le ha proporcionado los tambores de la Ley del Aborto y de la Seguridad Ciudadana ha sabido acabar con el Periodismo a machete limpio. Y mientras lo asfixiaba, contenía en su memoria la portada de aquel día en el que Pedro Jota se reunió con Bárcenas durante cuatro horas.

Pedro Jota se ha caído de El Mundo porque, según cuentan sus accionistas, la situación ya era insostenible. Demasiados meses sin ingresos en la publicidad institucional –ahora la única financiación estable de un diario- después de que Moncloa cerrara el grifo tras el enfado de un Gobierno sin país, como el propio Pedro Jota describía en una de sus cartas dominicales.

No hace falta más para saber cómo se llama esto. Y en los años venideros la luz entrará al completo en este entramado apestoso para darle a cada uno su justa memoria. Y de eso ya se encargará Clío.

Dolida como Periodista. Hastiada como ciudadana.

Nos toca a nosotros, a todos, resucitar una labor esencial en la Democracia para traer de vuelta no sólo al Periodismo, sino a aquello de la división de poderes, del acceso libre a la Justicia, de la libertad de pensamiento, de la libertad de Prensa… ¿les suena?

Miren al fondo… ¡por ahí llegan!

>>Si quieres contactar directamente conmigo, estaré siempre en

m.medrano@thesunnystreet.com.

   

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