Rafael Cortés presenta 'Cagiñí', su último trabajo
Texto de Mayte Medrano
Rafaél Cortés es nieto del guitarrista granadino Octavio Cortés Maya -que llegó a Essen para trabajar en la mina durante los años 60-. Desde niño ya sabía cuál iba a ser su mundo. "Mi padre murió en mis manos y ese día aún tenía manchas de grasa de los motores del taller donde trabajaba. En ese momento me juré que moriría con las manos limpias porque yo nací para tocar la guitarra y no sé hacer otra cosa".
Cuenta con entusiasmo la historia de amor de sus padres. "Mi padre conoció un matrimonio asturiano y se enamoró de la hija. Ella no era gitana y, después de varios problemas, se casó con su paya. Al año nací yo". Y rodeado de artistas, cantaores y bailarinas se crió Cortés. Una casa que era una isla, "como el mismo pueblo de Granada en mitad de Alemania". Tanto que tardó tiempo en aprender a hablar bien el alemán y así transcurrió su infancia. "Como no entendía a los niños alemanes me encerré más en el mundo de la música porque la guitarra me obsesionaba… Y no me arrepiento", declara convencido. Cree que no hay artista bueno que sea mala persona porque "con sensibilidad uno no puede ser malo". Ama la copla y a Marifé de Triana. Se esconde a diario en los alrededores de Essen para correr 40 minutos pero, reconoce, no dejará de fumar porque le encanta.
Nos hemos citado con Rafael Cortés -uno de los mejores guitarristas de nuestro tiempo- en La Cueva, un restaurante de cocina asturiana en Kettwig. Un lugar con encanto y esencia española para hablar de su último trabajo 'Cagiñí', cuando aún no lo había presentado en el emblemático Lichtburg de Essen el pasado 9 de diciembre. Un evento para el que se agotaron todas las entradas...
TheSunnyStreet: ¿Qué relación le une a este teatro?
Rafael Cortés: Empecé tocando para bailes y para cante y el Lichtburg siempre había sido mi sueño. Imaginate tocar en un teatro tan importante, para casi 1.300 personas... La directora, Marianne Menze, confió en mí desde el principio. Me han propuesto otros teatros y otras salas pero me guardo para ellos. Ahora es un ritual.
TSS: Allí presenta Cagiñí, -en calé, Rosa- su último trabajo desde 2011. ¿Por qué ha elegido ese nombre? ¿Qué encontramos en este trabajo?
R.C: Mi mejor amiga y mi madre se llaman Rosa. La primera guitarra que tuve tenía una rosa y, además, es un nombre muy flamenco. Hay un tema de Federico García Lorca, una versión de la Tarara, La Meiga -bruja en gallego- es también muy especial...
TSS: ¿Qué metodología utiliza para componer? ¿Qué le inspira?
R.C: La inspiración viene con la transpiración. Te lo curras y te inspiras. Una hora, dos, tres, cuatro, ocho horas tocando la guitarra. También importan los momentos que has vivido, ratitos en la gira... Un momento de soledad es una fuente de inspiración.
TSS: ¿Dónde compone?
R.C: En mi estudio. Allí me dan las 6 de la mañana. Grabo el disco y compongo a la vez… Las horas se pasan sin darme cuenta porque son los momentos que te dan eso que necesita el alma.
TSS: ¿Cómo entiende el flamenco?
R.C: Es música de evolución. Hay flamencos muy conservadores que no quieren aceptar que la música evoluciona. Eso sí, sin perder la esencia flamenca porque hay que conocer muy bien el cante para tocar el flamenco.
TSS: En el año 86 dió su primer concierto. Fue en la Zeche Carl de Essen ¿qué recuerda de aquel momento?
R.C: Yo intentaba jugar al fútbol en la zona y ví músicos que salían de allí. Allí me colé con la pelota y les solté: Yo quiero tocar la guitarra. ¿Y tocas bien? ¡Hombre claro! Imagínate con 12 años y pantalón corto...Ese mediodía dí el concierto.
TSS: Después de eso, usted deja de estudiar guitarra con 14 años.
R.C: Daba clase con Pepín El Macareno a quien quiero con locura. Después de clase le perseguía para seguir tocando. Le acompañaba a los conciertos hasta que me dijo que ya era hora de buscar mi técnica. Años después se volvió a España...
TSS: Y llegó su primer disco en el año 1999. ¿Qué pasos dio hasta llegar ahí?
R.C: Llegué a Madrid, a San Blas y conocí a Jose Luis Garrido -que había trabajado con Paco de Lucía, Ketama, El Cigala- y Garrido preguntó por mi ¿Qué hace este tío en Alemania? Trabajando con él conocí a El Cigala y a partir de ahí empezó la cosa a crecer...
TSS: ¿Cómo fue esa primera toma de contacto con los artistas españoles?
R.C: Pensaba que eran de otro planeta. El cigala no me cobró y además, me invitó a comer pasteles... (Risas) Después estuve con casi todos los grandes. Esa fue mi carta de presentación. Luego en España grabé un tema con mi prima Rosa (OT). También hace poco he tocado con Al Di Meola, -quien grabó Friday Night in San Francisco con John McLaughlin y Paco de Lucía-.
TSS: Después de más de 30 años en la música, ¿qué concierto ha sido el más especial?
R.C: Uno que toqué como telonero de Paco de Lucía en el Festival de Jazz de Leverkusen. Estaba acojonado. Lo conocía de vista, pero era un momento muy importante. Y al llegar me saludó y me dijo: "voy a escucharte". Y eso terminó de rematarme porque saber que el maestro te esta escuchando y que es el único que puede saber si de verdad me equivoco... al final le gustó, sí.
TSS: ¿Ha habido algún momento que haya sido especialmente significativo y que haya afectado a su carrera artística?
R.C: Si, y esto no lo he contado a nadie. No sé hacer mas que tocar la guitarra. Con 17 años mi padre enfermó y en cinco días murió en mis brazos. Era mecánico y el día que murió las manos aún seguían manchadas de la grasa de los motores. Me juré que yo me moría con las manos limpias. Y me dije: tengo que hacer lo único que sé, que es tocar la guitarra. El destino me lo ha puesto muy fácil, porque no tengo mas dones. Y no me quedaba otra, de lo que me alegro. Aunque tener un don no es todo; es un regalo que hay que explotarlo trabajando.
TSS: ¿Dónde estará los próximos meses?
R.C: Me voy a comienzos de 2014 a California, a Canadá, a Escocia e Inglaterra. No me gusta mucho el avión. Lo paso tan mal que luego estoy un día con agujetas de la tensión. Mi plan por ahora es pasarlo bien y vivir.
TSS: Después de cada gira, ¿qué lugar elige para encontrarse?
R.C: Hay un bosque grande con un castillo donde vivo en Essen. Allí iba de pequeño y allí estoy casi todos los días. Voy a correr a diario.
TSS: ¿Volver a España?
R.C: No. Volví en el año 93 y estuve unos seis meses. Toqué con todos pero me di cuenta de que echaba de menos cosas que ni imaginé. Extrañaba el pan, el Currywurst... ¡hasta el tranvía! y es que me he criado aquí. ¿Qué España he conocido? La de Adiós mi España querida…y al llegar busqué el sombrero y el caballero.
TSS: ¿Qué lugar ocupa el arte en España?
R.C: En Sevilla tocan en los tablaos toda la noche por 20 euros. En España somos muy criticones porque lo nuestro no vale, así que la gente prefiere gastar 50 euros en un McDonald's que en el teatro.
TSS: ¿Cómo le recibe el público alemán?
R.C: El público se queda callado tanto que no escuchas ni una mosca en los conciertos. A la hora de hacer negocio te pagan en el momento…pero la alegría y nuestro calor no existen aquí.
¡Gracias por compartir!
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inma (lunes, 02 diciembre 2013 20:22)
Enhorabuena por dar a conocer a este gran artista, es una entrevista entrañable
Kini (miércoles, 04 diciembre 2013 02:06)
Solo ha faltado una cosa, tanto Rafa como su familia, son todos muy buena gente. Un abrazo.